Examen de cuaderno

(Actualizado el 5 de mayo de 2020)

¿Qué es esto del examen de cuaderno?

Vaya por delante que la idea del examen de cuaderno no es mía. Me la contaron hace dos o tres años y enseguida me pareció fantástica, del tipo “vaya genio el que ha pensado en esto”. Hoy me ha dado por buscar en Internet y solamente he visto este artículo del blog de Mª Amparo Zapata. Así que voy a  escribir una pequeña entrada para compartir mi experiencia con esta herramienta de evaluación, que se adapta muy bien a las circunstancias habituales de matemáticas.

Un examen de cuaderno es, simplemente, una prueba escrita que se realiza con el cuaderno personal encima de la mesa y cuyas preguntas van sobre lo que debería haber quedado reflejado en dicho cuaderno. Desde el punto de vista del profesor, hacer un examen de cuaderno por evaluación evita:

  • Tener que recoger los cuadernos de los alumnos (incluso hacer muestreos) y evaluarlos.
  • La subjetividad inherente al procedimiento del punto anterior.

Y en los alumnos se fomenta, entre otras cosas:

  • El trabajo autónomo y la responsabilidad de recoger en el cuaderno las tareas y lo que se vaya haciendo en clase.
  • En cierto modo, la creatividad, pues el modo de organizarlo no depende ya de lo que pueda gustarle o no al profesor.

¿Que podemos preguntar?

Para comprender el propósito de alguna de las siguientes preguntas, hay que tener en cuenta, por ejemplo, que yo, por regla general, prohíbo que mis alumnos copien literalmente el enunciado de un problema. Pienso que se pierde un tiempo precioso en el proceso de transcribir lo que está en el libro, en la pizarra, el proyector, etc. al cuaderno. En su lugar, mis alumnos pueden resumir o expresar con otras palabras dicho enunciado, algo que sí que les fuerza a pensar lo que están leyendo. Pero de eso ya hablaremos en otro artículo. Aquí la idea, simplemente, es que las preguntas se puedan responder con un buen cuaderno, entendiendo por buen cuaderno aquel que recoge lo que se ha hecho en clase.

Dependiendo del enfoque que asuma el profesor, las preguntas pueden ser muy diversas:

Desde preguntas que buscan comprobar la organización sin más:

  • ¿Cuál es el resultado del problema 7 de la ficha n (o de la página m del libro) ?
  • ¿En qué consistía el primer problema que hicimos el día 8 de octubre, cuando comenzamos la unidad de fracciones?

Hasta preguntas que, pudiéndose hacer en ese momento, mucho mejor si tienes el cuaderno, porque se han hecho antes.

  • Escribe los números primos hasta el 100.

En fin, es preguntar sobre tareas vistas en clase o muy similares. Sobre las preguntas más teóricas, si las hubiera, se podrá decir: ¿y si las saben sin mirar el cuaderno? Pues oye, mejor. El caso es que habrá que estar atentos para ver qué pasa con el alumno no se la sabe ni se la ha apuntado. Y si no se la sabe y simplemente copia lo que hay en el cuaderno… para eso están el resto de herramientas de evaluación. Un examen de cuaderno es lo que es, no otra cosa. Y es algo que puede adaptarse prácticamente a cualquier tipo de práctica docente.

Preguntas que pongo yo

Si bien comencé en el curso 2015/16 incluyendo la fecha para alguna de las preguntas, a modo de orientación, pues siempre podían resolverse sin haberla apuntado, he ido cambiando el tipo de preguntas. Actualmente, en el curso 2019/20, ya solo planteo estas dos clases de preguntas, con un claro predominio por las primeras:

  • Problemas que se han hecho en tiempo de clase. Es sorprendente la cantidad de alumnos que no consiguen el mínimo en esta parte. Y aquí está lo mejor, porque les hace conscientes de la importancia de anotar todo lo importante que ocurre en clase. Lo necesario. Sus reflexiones.
  • Problemas muy similares a los realizados en tiempo de clase. Y cuando digo muy similares, es que son muy similares. Básicamente, cambiar algún número. Estamos en las mismas de antes, si el cuaderno les ha servido para aprender, con esto no deberían tener problemas, valga la redundancia.

Aspectos a tener en cuenta

  • La utilización de cuadernos con portada no separable y hojas no intercambiables es algo altamente recomendado. El espiral de toda la vida sirve. Si no hacemos esto, se fomentará la creación de un imperio (comercial o solidario) de cuadernos entre los grupos del mismo nivel. Así que el cuaderno con hojas atadas y con el nombre bien claro en la portada, sin pegatina de por medio. Puede parecer tiquismiquis, pero la alternativa es marcar todas las hojas.

  • El factor sorpresa puede ser un aliciente para mantenerlo al día y evitar que los alumnos se copien el cuaderno entre sí justo el día de antes. Podemos hacer un examen de cuaderno pronto, digamos a las dos semanas de haber empezado el curso, para que los alumnos ven en qué consiste y, posteriormente, espaciarlos más.

(Foto de cuaderno de  Lauren Manning CC BY 2.0)

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Pablo Beltrán-Pellicer
Profesor Titular de Didáctica de las Matemáticas

Universidad de Zaragoza

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